lunes, 26 de abril de 2010

Una última postdata

Supongo que nunca sabrás el daño que causaste, vivirás siempre en la ignoracia. Bien dice Oscar Wilde que la superficialidad es el mayor defecto de la humanidad, y tú ciertamente la emanas a cada paso que das. Ahora miras el mundo por encima de tus ojos, escudriñas cada falta de mi ser con repugnancia. ¿Te imaginas que en mi alma hay más luz y pureza de la que jamás podrás oir hablar?
Por ti pude olvidar de dónde había venido y hacia dónde iba. Sólo existía el presente, tu costado, mi realidad. Me alegro de pensar que al menos pude ser por un momento mártir. Porque se diga lo que se diga, ser mártir es algo que las personas disfrutan. Es el consuelo, no por ello menos válido, más insignificante y ridículo que existe. El conocimiento de la sinceridad de mis sentimientos me hace parecer la buena de la historia, comparada contigo.
Pues si bien no intento compararme con aquél que es maestro, con aquél que merece los elogios y lisonjas de eruditos; me atrevo a afirmar que pareciera que sus libros fueron todos escritos de mí para ti.
No podría reclamar la pérdida de mi esencia artística. Si bien tu partida ha traído con ella caída irremediable, bloqueo musical absoluto; debo confesar que ese tiempo contigo me hizo escribir como nunca antes lo había hecho. Uno a uno manaron de la tinta la música y la poesía, la prosa y el arte gráfico. Uno a uno, eran todos destinados a tu persona, centrando mis creaciones en tan espantosa obra de la naturaleza.
Y todas tenían el fin único de agradarte. Algunas ni siquiera vieron salir la luz, a pesar de no ser para nada despreciables, simplemente por el temor de colmarte de miel al punto de provocar tu huída. Y huiste de cualquier manera. No pude evitar que te fueras por más que eliminé todas las razones. Y la razón por la que te fuiste fue la más sencilla y la única que era inevitable: ausencia de sentimientos.
Tengo consideración de que es imposible que conozcas las dimensiones del abismo por el que me hiciste caer. No espero que hayas derramado ni una sola lágrima, mientras que yo pude haber llenado el océano índico. Tampoco quiero que entiendas cómo me sentí, porque para entenderlo tendrías que vivirlo, y a pesar de todo no te deseo una cicatriz en el corazón.
Puedo decir que ello no es tu culpa. Uno no gobierna sobre el alma, sino que es el alma la que maneja todas nuestras acciones y pensamientos. Pero lo que hiciste a continuación de tu partida no tiene palabras para ser expresado. Fue el momento cúspide de mi derrota, y fue también lo que demostró tu superficialidad.
No puedo despojarte de tus cualidades porque estaría mientiendo. Tienes todos los recursos para llegar lejos e incluso para dejar una huella en el pensamiento colectivo. Pero ello no borrará jamás tu falta de bondad y honestidad. Ello no cambiará los hechos, ni te hará menos superficial. Espero que algún día te mires y comprendas que hay cosas más allá de lo que ves. Espero que llegues a darte cuenta antes, o que más da si después, pero que vislumbres que el alma, y con ella sus fragilidades, es la que nos hace humanos.
Pasaste por encima de mi espíritu y del polvo que hiciste de mis sentimientos. Burlaste mis palabras cultistas que buscaban confesar un amor puro e incondicional. Y a pesar de lo que mis imaginaciones puedan sugerir, aquellas que te pintan sufriendo en las llamas de la hoguera y que debo aceptar que me deleita, mi deber es otorgarte el perdón como lo daría a cualquiera que me lo pidiese, lo callase o me lo negase.
Toma por olvidado todo cuanto me causaste, pero espero que al salir por esa puerta, al finalizar la ceremonia, no vuelva yo a saber nada de ti.





-----------------------Y ahora con todo el debido respeto, te invito a que concurras a infortunar a tu progenitora--------------------------------------------------------------------------------

martes, 20 de abril de 2010

La primera estrella de la tarde

----------------No sé si escribía mientras estudiaba política, o si estudiaba política mientras escribía-----------------------------------------------------------------------------------


El mundo se deshizo y volvió a hacerse en un instante.
Encontré el color de tu espíritu en la primera estrella de la tarde.
Tenía el azul intenso de agua que no es de mar.
Me dejé caer en la calma de la brisa,
en las notas de cada fragancia en el ambiente.
Estaba sola y me sentía tan llena de mí misma,
como si fuera cierta la inexistencia y la singularidad.
Me detuve a pensar en el universo
y en que somos una gota de tantas que hay.
Si hubieses visto la imagen en que día y noche hacen las pases sellando su único momento,
que podría yo más decirte que era mejor plasmarlo al papel que a una fotografía artificial.
Escuché la voz del viento que me trajo respuestas
a preguntas jamás formuladas.
Te he inventado.
A ti, al tiempo y al destino.
Y me pregunto,
¿Qué tan real será tu voz?

miércoles, 7 de abril de 2010

No es una razón

Me asusta mi naturaleza
que lo toma todo por impulso.
Pero no es una razón, ni tú lo eres
me juro que no lo eres.

Como dos gigantes,
el mundo es nuestro.
Me sorprende no haberlo sabido
pero nunca lo ve, no está ahí

y no pretendo explicarme
no hay nada que explicar.
Esta vez pienso pensar
de verdad detenerme y pensar

Todo se colorea de azul
y el cielo se vuelve a oscurecer
en un segundo eterno
con sabor a canela

Cae, pasa y se detiene
Se detiene todo en un mirar
Se corta de pronto en un respiro
y tu corazón amplificado

Y sé que lo sabes,
tú sabes que lo sé
aunque finja la mirada perdida
y una sonrisa lo borre todo de nuestros recuerdos.

Camina, que es tarde, y deja de pensar.