jueves, 30 de septiembre de 2010

pintura de palabras

Voy a pintar el olvido de azul
para que cuando me olvides me recuerdes
Voy a dedicarte el trino de las aves
para que a donde vayas me escuches

Aprenderé a llamar al viento
para que sople en tu cara un "te quiero"
Encapsularé toda la luz en un momento
para que alumbre mis versos ciegos

Para que me abraces en el plenilunio
o hasta me beses en la ausencia de esa esfera
para que se vaya en la corriente el infortunio
aunque sea un poquito, para que me quieras

prometo vendar mis ojos sin pensar en los abismos
prometo sellar mis labios a reproches de amargura
promete dejar tus manos al alcance de las mías
promete alumbrar mis noches con tus días

viernes, 17 de septiembre de 2010

Don't speak

No sabes el dolor que sentí cuando me di cuenta de que ya no confiaba en ti. Sobre todo porque eras la única persona digna de mi confianza. No, no hiciste nada mal, y creo que yo tampoco. Simplemente que cuando las dudas aquejaban mi mente, no pude pedirte ayuda. No pude hablarte de todo lo que hay en mi interior. No pude contarte las mil cosas que cruzaron mi cabeza, porque ya no parecían confesiones sinceras en busca de oídos donde descansar, parecían, ciertamente, chisme desesperado.
Conversaciones de 3 frases. Invitaciones educadamente rechazadas. Falta de ganas de buscarte, cansancio de la espera de que me buscaras.
Cuando pienso que es cuestión de tiempo, me pregunto si es verdad, si es una prueba o si es tan sólo una esperanza de autoengaño.
No hablaré contigo al respecto, porque no creo que sea cosa de hablar. El día que sientas lo mismo vendrás por ti mismo, y sabremos qué es lo que sucede.
Por ahora seguiré sin confiar en nadie, no porque nadie merezca mi confianza, sino porque me es imposible darsela a cualquiera.

Charla en la sala de conciertos

Ahí estabamos todas. Catalina al piano, tocando Mozart para deleitarnos. Los bocadillos consistían en té de manzanilla y bizcochos con crema de azafrán, como los que sirvieron en el funeral de Ama Clutch. Yo estaba al centro, oyéndola hablar. De todas, ella era la que más intriga me causaba. Después de tantos años, de tantos pseudónimos y tantas personalidades, no había podido encontrarle un nombre. Ni siquiera es igual a mi. Es muy extraño estar rodeada de mujeres idénticas, todas con su personalidad caricaturizada al extremo. Pero ella, a pesar de que sé que es física, y que ciertamente tiene que ser igual a mi, no puedo ni siquiera recordar su rostro. Sólo la escucho hablar.
Nuestra conversación estaba planeada para ser una asamblea, pero fue más bien debate entre nosotras dos. O quizás, simplemente un sermón.

Ella: Todas las aquí presentes sabemos el motivo de la discusión, que si bien podría desviarse a los acontecimientos de "eldiaqueyanosupenada", es mejor que nos concentremos en lo de ahora.

Elphaba: Si se me permite una opinión, "eldíaqueyanosupenada" es un tema de mayor urgencia, ya que nos remite a una crisis de identidad que nuestra simple existencia reafirma. Lo que vamos a tratar ahora lleva igual un buen tiempo y no creo que exista una solución, así que sería mejor pasarlo como insolucionable y listo.

Ella: Ya se ha pensado mucho sobre "eldíaqueyanosupenada". Es tiempo de aclarar la otra situación. Antes de comenzar, Caty, ¿Qué tienes que decir al respecto?

Caty: Lo que ya he dicho. No puedo obligarme a sentir, pero tampoco a lastimar. Es menester dejar que las cosas sigan su curso.
Ciertamente va mucho tiempo ya. Más del que podría decirse que es sano. Pero en sí, ¿qué es sano? No creo que le haga mal esa afección, más bien creo que es como un placebo que lo hace feliz y que evita que la situación se vuelva caótica.

Emily: Si me permites mi opinión, no entiendo el por qué de tu rechazo. Es decir, te ha dado todo lo que alguna vez esperabas que te fuera dado. Te ha tratado de la forma en que alguna vez esperabas que te trataran. Ha perseverado como alguna vez esperabas que alguien esperara por ti.

Caty: Y sin embargo no me siento de ninguna manera al respecto...

Katie: Fue tu mayor deseo y ninguna chispa por ello

Caty: Creánme que he intentado, pero tan sólo imaginarlo me resulta imposible. No le guardo ningún sentimiento, ni una pizca de atracción, ni una chispa de química, nada de nada.

Ella: Entonces, ¿Por qué seguir ahí torturando sus sentimientos?

Caty: Es menester dejar que las cosas sigan su curso...

Ella: Te agrada, Caty. Te gusta tener algo seguro, más con tus crisis de inseguridad. Te gusta saber que cuando te quedes sola aún habrá alguien dispuesto a todo. Te sube el poco ego que tienes el hecho de que una persona sólo sepa mirar tus cualidades. Te encanta recibir buen trato, escuchar canciones que son para ti, porque eso haces tú siempre. ¿O me equivoco? Cansada de siempre darle a todos y que nadie lo regrese, amas que alguien te ofrezca todo. Pero no puedes regresárselo, porque simplemente no lo sientes. Sabes que por ahora eres una droga que lo mantiene feliz, pero sabes también que no es libre.
Yo creo que lo mejor sería alejarse poco a poco, ayudarte con un poco de magia si prefieres, porque no es reciproco. No es sano, luego de tanto tiempo.

Caty: Si le estoy negando su deseo por ser incumplible, no seré cobarde y le negaré también mi amistad. Debo aceptar, con la cabeza baja, que en tu palabra hay algo de razón. Me agrada ser tratada como una princesa aún sin merecerlo, pero más ferviente es mi deseo de su bienestar y felicidad.

Ella: Lleguemos a un acuerdo entonces. Sin distanciamiento y amistad pura, pero harás lo que esté en tus manos a favor de su libertad, aunque tengas que salir de tu zona de confort.

Así fue que llegamos a un acuerdo sobre la otra situación, en la sala de conciertos. Saldré de mi vitrina, sin aires que no me corresponden, para estar a tu lado y ayudarte a ser libre. En cuanto quieras ser libre, claro está. Pero yo por mi parte, no haré nada por mantenerte así por mi.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Buscaba en Google "como controlar", cuando me di cuenta de que en realidad quería saber "cómo erradicar"

Teclear. "¿Cómo controlar mis emociones?". Clic. Buscar. Aproximadamente 1,700,000 resultados.

No. No me sirve.
Fue lo que pensé después de leer en 5 páginas de internet diferentes. Quizás es porque es demasiado estúpido buscar en internet lo que debes aprender en la vida. O tal vez simplemente no nací con la habilidad. O más bien, hice la pregunta incorrecta.
"¿Cómo erradicar las emociones?". Eso está mucho, mucho mejor.

Totalmente intensa, dependiente, dramática, que me encanta "hacerme la víctima" pues. Dicen que el mejor arte nunca proviene de la felicidad (cortesía de Ars) y también me dijeron por ahí que sólo los artistas que conocen el dolor y las emociones fuertes pueden hacer arte expresivo. No estoy diciendo que mi arte (que hasta es presuntuoso llamarlo arte) tenga alguna de las características anteriores. De hecho, no conozco para nada el dolor. Simplemente vivo mis pequeñas tragedias al máximo nivel de intensidad. "Ahogarse en un vaso de agua" me han dicho varias veces.

Creo que es porque muy en el fondo me agradaba estar así. Sentir tanto estimulaba mi imaginación, que de por si ya está algo retorcida. Creía que valía la pena si la creación surgía de ello. Ahora estoy cambiando de opinión.

No tengo mis ideas firmes. No estoy segura de que va a pasar mañana, mucho menos sé qué voy a hacer con mi vida. No tengo ganas de eliminar todo lo que soy de un momento a otro, pero aprendo a quedármelo para mi misma. Pretender. Lo que siempre hago. Lo que empezaba a dejar de hacer. Lo que dices que no debo. Lo que creo que es lo mejor ahora. Pretender.

Una vida normal. Una pinche vida normal. Llegué al punto en que no me importa si es eliminando a mi yo actual, con psicólogo o con prozac. Pero una maldita vida de persona normal y listo.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Usted.

Tenía ganas de escribirle algo a usted. A usted, que espero nunca encuentre este blog y nunca lea este escrito, pero si lo hace, sabrá entonces lo que puede llegar a causar en una alumna promedio.

Es extraña la manera en que incluso en mi escrito que se alimenta más de la idealización que de la realidad, tenga que hablarle de usted, porque me es inconcebible romper esa barrera de respeto que existe entre nosotros.
Lo cierto es que cada semana se me hace más difícil prestarle completa atención a sus palabras, porque comprendo sus explicaciones, no me malinterprete. Pero luego de unas cuantas palabras, mis oídos se cierran para brindarle más atención a otros sentidos. Mi mirada se concentra en sus labios mientras pronuncian instrucciones, en sus gestos expresivos, en el movimiento constante de sus hombros y sus manos varoniles. Pero es mi olfato el que más divaga captando su aroma inconfundible, que se mezcla con el aire del salón de clases, creando esa atmósfera única de conservatorio, con música y su loción.

Porque soy una persona demasiado distraída, incapaz de concentrarse lo suficiente en una sola cosa. Es por eso que he pensado en dejar mi instrumento infinitas veces. De pronto me hallo cansada de tocar, pienso en el final de la clase y quiero dejarlo ir. Pero entonces llega el momento en que usted dice la frase que me saca de mi ensimismamiento, un simple: "levántate tantito"
Entonces le dejo el espacio libre y observo con cuidado como el pasaje más insignificante se vuelve luz de color manando de sus manos, siento la profundidad de siglos y siglos de emociones humanas convertidas en partitura.
Lo mejor es cuando lo escucho interpretar piezas completas, o mejor aún, obras de música popular. Entonces pareciera que puede terminarse el mundo fuera del aula, pero dentro todo seguirá en su estatus etéreo, casi onírico de notas danzantes en color.

A veces pienso en lo absurdo y trillado que es esto. Tener un platónico en el maestro de piano. Me pregunto cuántas alumnas pensarán en usted de la misma manera y peor aún, me pregunto si alguna lo ha creído alguna vez posible. Lo cierto es que mientras la música siga siendo mi pasión y la enseñanza la suya, seguiré cerrando los ojos unos pocos segundos mientras no me mire para disfrutar el aroma de su loción.