jueves, 29 de diciembre de 2011

Siembra y cosecha.

Aprende a sembrar con un libro.
Siembra pensamientos y cosecha sueños.
Siembra el deseo y cosecha libertad.
Haz que un par de ojos se formen identidad.

Pero aprende a sembrar con un libro.
Que te diga los secretos del maíz,
que te forme en los brazos la fuerza del arado.
¡Alimenta tu estómago con páginas!

Si nadie puede subestimar la sabiduría de un libro,
¿Por qué habríamos de subestimar el poder de la experiencia?
Si al final un libro es simplemente experiencia escrita.

Me desespera ver que un joven con sus 20 años y el Ulises de Joyce crea sinceramente conocer más de la vida que un campesino nonagenario.

Aprenderse de memoria el significado de cada palabra en un vasto léxico de lector, pero haber olvidado el del vocablo “humildad“

Solamente una vez.

Gracias a las olas,
que silencian mis suspiros.
Olas, remedios sonoros de sal
que intentan llevarse mi deseo.

El cielo pinta el recorrido de tu aroma.
Incoloro me sabe a agua,
con tu tinta me sabe a azúcar.

Dibújame con tu sonrisa
que no existo sino en tu mirada.
Píntame en un beso de tinta china,
sombra, textura y volumen con la marejada.

Gracias a la ausencia de luna,
que oculta mis desvaríos.
Siento la falta de tu mano en mi cintura,
mis dedos en la arena, fríos.

Elévame con dos palabras,
mátame con un “no te quiero“
¡Véte, desaparece sin avisarme!
Y verás como lento muero.

Anoche soñé que te engañaba

Anoche soñé que te engañaba,
que me iba con otro delante de ti.
Soñé tu mirada decepcionada,
clavada en sus brazos alrededor de mi.

No puedo ni describir el sabor de tu reproche,
las punzadas de tu tristeza y melancolía
me impidieron disfrutar la noche
y me hicieron sobre-pensar de día.

Yo en el sueño te buscaba, suplicaba
tu perdón con un beso y tu más pura sonrisa.
Tú en el sueño te perdías y te callabas,
decías que nuestro amor se había ido con la brisa.

No importó ya su cabello dorado,
tampoco el brillo de sus ojos castaños.
Me di cuenta que había valorado
el calor de tus comentarios extraños.

¡Qué me importa si mi mente
corre y se tropieza!
En un sueño yo vi claramente
que mi cariño es de una sola pieza.

martes, 27 de diciembre de 2011

¿Crees que tú podrías hacerlo?

Ha pasado un año. Exactamente un año, incluso más, porque hace un año que me enteré y año y medio que sucedió. No es que me acuerde de ello todos los días, pero cuando lo hago, duele igual que la primera vez.

Últimamente, en mi afán de arreglarme, arreglar a mis seres queridos e incluso arreglar el mundo, me he puesto a leer acerca de muchísimos temas en cuestión de problemas emocionales. Hoy leía un poco acerca de las ventajas de una buena comunicación con las personas etc etc y apretando el botón de Stumble me encontré con un artículo acerca de la infidelidad.

Era una confesión de una “other woman“ que explicaba cómo ella sabía lo horrible de lo que estaba haciendo pero aún así “le era imposible resistirse, una vez que estaba con él ya nada importaba“. Obviamente la sección de comentarios estaba llena de acusaciones y réplicas sobre lo injustificable de su actitud. Me pregunté, ¿De verdad es ella una horrible persona? ¿De verdad hay algo como el “no poder resistirse“? ¿Crees que tú podrías hacerlo?

Bueno, es un tema bastante complejo. Debo confesar que (y no me siento nada bien por ello) he estado en ambos lados de la situación. O mas bien, en los tres lados.
Alguna vez le fui infiel a alguien, alguna vez fui the other woman y alguna vez me engañaron a mí. La verdad me arrepiento únicamente de las últimas dos. Porque para la primera tenía mis razones, y no creo haber lastimado a nadie, solo fui muy tonta. Well, esa es otra historia.

Lo que puedo decir es que es verdad eso de que una infidelidad no solo destruye la relación actual que tienes con la otra persona, es capaz de destruir las relaciones que tienes contigo misma y las que tendrás con otros en el futuro. Sí, ya sé, lo más probable es que las personas que no lo han experimentado salgan con un “ya supéralo“ (que por decir algo, es la frase más odiosa que alguien puede escuchar en la existencia)
Solo por mencionar algunas cosas, el ser víctima de una traición te hace sentir tonta, utilizada, burlada, etc. Más cuando depositaste tu entera confianza en las personas involucradas. A veces duele en el sentido de la justicia, cuando te das cuenta de que la situación solo te afectó a ti, que la otra chica sigue siendo “la niña perfecta“ a los ojos de la sociedad y que tu ex pareja solo es “más cabrón“ (cualidad positiva entre la comunidad masculina) por lo que te hizo. Personalmente, lo que me dolió en mi muy particular situación fue la reacción general de “¡Pobre Fulanita! ¡Tipo X la besó aunque tenía novia! Ella tan linda como para verse en esa situación“
Nadie, absolutamente a nadie le importó “la novia“, porque después de todo, tenía pinta de ser muy tonta, no se dio cuenta de 6 meses de infidelidad. Al final Fulanita sigue sin ver ninguna consecuencia.
Por mi parte, trato de perdonarlos a ambos y seguir adelante, pero me es imposible evitar odiar a Compañera de la Carrera por parecerse tanto a Fulanita, por tener la misma facha de niña perfecta. Aunque no me haya hecho nada. Aún.
Me es dificilísimo confiar en mi pareja actual, aunque ha demostrado ser digno de ello. Vivir con el temor de que tenga a alguien más, de que se esté burlando de mí y una vez más yo tarde en enterarme.

En conclusión, una infidelidad es de las peores cosas que le puedes hacer a alguien. Mucho más si la tercera en discordia es una “amiga“. Puede llegar a pasar un año y aún sientes dolor al acordarte. Así que, solo puedo darles 5 consejos:

1. Si tu novio tiene reputación de mujeriego y jugador, es por algo. No mi vida, no es diferente contigo. No, tampoco va a cambiar por ti.

2. Si de pronto sientes raro que tu novio le hable más a tu mejor amiga por celular que a ti, tienes razón. Deja de poner justificaciones estúpidas del tipo “Ay, no voy a ser celosa controladora, nomás son amigos“

3. Si sientes que tu mejor amiga es una “niña perfecta“ que es buena con todos y todo el mundo la ama, corre y no mires atrás. Esas son las peores.

4. No es tu culpa. Deja de tratar que lo sea. Si un pendejo decide ponerte el cuerno, no es porque no eres suficientemente bonita, inteligente, buena, etc.

Y por último, 5. Si sabes que el tipo tiene novia, déjalo en paz. No hagas a otra lo que odiarías que te hicieran a ti.

martes, 20 de diciembre de 2011

Corre y se va

para Rubí, que es una luz en este vacío.

¡Ay mi niña!
Esconde ese el brillo de tus ojos tan bonitos,
que el mundo quiere robarte la risa
y comerte las ideas.

Promete que guardarás tus alas de ángel
debajo de la gabardina,
porque si te las ven en la ciudad te las liquidan.

Manda tus sueños a volar por las noches,
ocultos en susurros de organdí
que vuelen cual palomas trasnochadoras
sin que nadie sospeche el destino que les di.

Mi niña linda,
no creas en el mundo que te detiene
no creas en tu mente que te previene
de lograr tus fantasías.

Créeme que si yo pudiera
evitarte de las fechorías terrenales
si yo pudiera arrancarte del corazón
todas esas heridas sin cicatrizar...

Guárdame tu sonrisa, que quiero verla florecer
no en esta vida, no en esta oscuridad
tu mereces que tu luz sea vista y no absorbida,
así que corre y ya no mires atrás.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Al final, sabías a suspiro.

¿Dónde estás cuando no tengo ganas de nada?

Muchas veces, mientras hago la tarea y pienso en el infinito
me dan ganas de tenerte a un lado.
Aquí, sin decir nada, siendo callado como es tu especialidad.

Muchas veces cuando voy caminando entre la gente,
me haces falta.
Tú y esa complicidad implícita.
Tú piensas “¡Pero qué señora tan gorda!“ y ríes.
Yo río porque sé lo que piensas y pienso lo mismo.
La gente ríe de nosotros, porque somos un par de raros que ríen solos.

A veces me dan ganas de retar a la razón que me dice que estamos destinados a la nada.
Me gustas porque eres frío y distante, cualidades que no aprecio porque se llevan mal con mi emotividad desbordada.
Quizá es solo el aire de lo prohibido y lo polémico, quizá sean tus ojos.
O tal vez, pero solo tal vez, es porque somos gente triste y pensamos que podríamos no serlo.

Veneno para el cuerpo, medicina para el alma.

Frío punzo-cortante y luz vacía.
Viento, maestro del boxeo,
me golpea en la cara reclamando mi aliento.

Pensaba en Manuela,
en su olvido,
en el sonido de nuestra última Coca-Cola.

Manuela, aquí.
Manuela sin jardines, entre libros
misterio de ciudades y perfume de los vicios.

Manuela veneno de mi alma,
gloria de mi cuerpo,
Manuela que me dijo que no fuera
y yo que fui corriendo.

La brisa sin Manuela no es la misma.
Es más fresca, más sana, más brisa.
Y yo aquí, luchando contra la migraña de no verla,
me tomo una Coca-Cola por su ausencia de salud.

Veneno para el cuerpo,
medicina para el alma.