Muchas veces, mientras hago la tarea y pienso en el infinito
me dan ganas de tenerte a un lado. 
Aquí, sin decir nada, siendo callado como es tu especialidad. 
Muchas veces cuando voy caminando entre la gente,
me haces falta. 
Tú y esa complicidad implícita. 
Tú piensas “¡Pero qué señora tan gorda!“ y ríes. 
Yo río porque sé lo que piensas y pienso lo mismo. 
La gente ríe de nosotros, porque somos un par de raros que ríen solos. 
A veces me dan ganas de retar a la razón que me dice que estamos destinados a la nada. 
Me gustas porque eres frío y distante, cualidades que no aprecio porque se llevan mal con mi emotividad desbordada. 
Quizá es solo el aire de lo prohibido y lo polémico, quizá sean tus ojos. 
O tal vez, pero solo tal vez, es porque somos gente triste y pensamos que podríamos no serlo. 
la última frase me encantó. mucho.
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