jueves, 20 de octubre de 2011

Pequeñeces.

Otilia lloraba en el regazo de su madre, mientras esta le acariciaba los cabellos. Lloraba pensando en el dolor de su panza vacía, a falta de maíz. Lloraba pensando en su hijo el Juanillo, que dizque tenía la varicela y el hospital rete lejos y rete caro. Lloraba porque su marido se había ido pa'l otro lado y desde entonces, ni se acordaba que familia tenía. Mientras tanto su madre le acariciaba los cabellos.
-Ya hombre, Otilita- le decía- todo fuera como eso. Ya no llores y agradece lo que tienes. Piensa que allá afuera hay gente que no le fue bien en el examen de español o que no les quisieron comprar el último Nintendo.
Otilia entendió entonces que sí, sus quejas eran pequeñeces. Se levantó y secándose la cara partió a trabajar.

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