sábado, 18 de febrero de 2012
Una canción en mayo.
La gran ciudad
¡Tiempo! ¡Si lo que sobra es tiempo de mirar correr!
Ojos me faltan para encontrarle enfoque,
ojos… y labios para encontrarle amor.
En esta ciudad que lo tiene todo,
que no falta el hambre, la prisa,
la lluvia y el calor;
En esta ciudad en la que me diluyo
y se diluye el sol, en que lo mismo da
un discurso político que dulces de alfajor;
en esta ciudad que lo tiene todo
y de noche le sobra luz...
¡A mí lo que me sobra es tiempo!
Tiempo de mirar correr, que si faltara más
hasta podríamos vernos caminar.
Brujerías
Te pienso como cadáver de olvido,
El que trae los aromas de sahumerios.
La sombra inexplorada de misterios,
El cuerpo ultra sediento de sentido.
Te vendes como rareza en hierberías
Hielo seco en los ojos de carnero
Quizá el más grande anhelo de un sombrero
O tesoro de pocas librerías
¡Canta! Voz de verano y amapola,
sin miedo al fuego del castigo eterno
sin temer a los hielos del infierno.
¡Canta! Pues voz más dulce no ha existido
que la que resbala de tu caldero
y sobre tu escoba marca el sendero