Te pienso como cadáver de olvido,
El que trae los aromas de sahumerios.
La sombra inexplorada de misterios,
El cuerpo ultra sediento de sentido.
Te vendes como rareza en hierberías
Hielo seco en los ojos de carnero
Quizá el más grande anhelo de un sombrero
O tesoro de pocas librerías
¡Canta! Voz de verano y amapola,
sin miedo al fuego del castigo eterno
sin temer a los hielos del infierno.
¡Canta! Pues voz más dulce no ha existido
que la que resbala de tu caldero
y sobre tu escoba marca el sendero
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