Eso es lo que me agrada de ti. Que en sí, podrías irte en cuanto quisieras y bastarían instantes para que mi vida volviera a ser como antes. Que podría no volverte a ver sin cambios radicales. El problema es que llegué al punto en el que espero que eso no suceda, y trato de encontrar la paciencia que no tengo para que en cuanto llegues darte una razón para quedarte.
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