miércoles, 3 de febrero de 2010

Je ne te reconnais pas

(8) Tais toi mon coeur (8)
(8) Je ne te reconnais pas (8)

Hoy escuché esa canción. No diré que te queda, porque no es así. No puedes cambiar tu corazón si nunca tuviste uno.
Bueno está bien, eso fue un golpe bajo y no estamos aquí para pelear. ¿Recuerdas cuando nos encontramos en Central Park? Tenías la chamarra de Harvard y el cabello largo. Hacía frío, como hace ahora, pero al menos nos teníamos el uno al otro. Nos besamos debajo de un farol y detuviste el taxi para evitar que me fuera.

Pero ahora soy más joven que en ese entonces y tirito debajo de las sábanas. Tirito pensando en si tienes frío, después de todo, tú y yo somos las personas más friolentas que conozco. Hasta tengo ganas de escribirte una carta y contarte que tengo frío. Así como siempre. Contarte cosas que a nadie más le interesan. Pero no sabría a dónde enviarla ni tengo dinero para el timbre postal.

El día en que desapareciste olvidaste decirme a donde ibas. Lo último que recuerdo de ti es la canción que te compuse, pero nunca llegaste para oírla. Desde entonces di por hecho que habías volado un rato, para encontrarme después en el camino. Ese camino contrario y paralelo al mío, donde habría música, té y libros el resto de nuestras vidas.

Y debo decirte que te extraño un poco. A veces no, me olvido de ti y de todo, por que la vida pone delante distracciones varias. Desde el día que te fuiste y hasta ahora, al leer tus cartas siento una sonrisa hecha nudo en el estómago. Pero a veces te olvido y soy feliz.

Y sí, hay alguien. Alguien que ocupa tu lugar día y noche. Pero no me malinterpretes, no es alguien para mi. Me refiero a que hay alguien que finge ser tú. Tiene tu misma figura, usa tu ropa y hace tus actividades. Incluso ha sabido disfrazar tus movimientos y expresiones. Pero no me engaña a mi. Le faltan tu mirada callada y tu sonrisa sincera, con un solo hoyuelo. Llena los silencios con banalidades y me mira como a una desconocida. Una desconocida repudiada, por lo visto.
Y te cuento para que cuando regreses no te sorprenda encontrarlo. Tiene una naturalidad casi estudiada, podría engañarse incluso a sí mismo. Pero no a ti, ni a mi. No es alguien con quien se pasen horas de plática tan llena de sentido que lo carezca a oidos vacíos. No es confianza en polvo, no es fa sostenido. Es alguien más.
Entonces ya lo sabes. Ahora podrás estar prevenido cuando regreses.

Aunque me doy cuenta de que no lo harás. Tengo la sospecha de que no te fuiste de viaje y eso me contaron para esconder tan horrendo crimen. Lo supe cuando dejaste de responder. Lo supe cuando vi en su mirada tu espíritu. Te ha matado. Te ha matado y no sé si lo sepas.

Existe una tradición australiana que dice que cuando alguien muere no se puede volver a pronunciar su nombre. Ahora que sé que has muerto, tendré que olvidar tu nombre también. Y te recordaré, aunque en silencio, por quien fuiste.

..............................Je ne te reconnais pas

No hay comentarios:

Publicar un comentario