lunes, 8 de marzo de 2010

A lack of what

Hay una rosa nueva en el florero. Esta vez no me la dieron a mi, pero resalta incluso más que las demás. Sus pétalos son tiernos y joviales, esperando ver la luz de la mañana que adule su belleza. Tiene el color rojo de la soberbia, y el amarillo de la realeza. Me mira altiva mientras escribo, pues aunque esté de espaldas, sabe que le escribo a ella.

Mis dedos corrieron por el teclado tratando de encontrar el ritmo cadencioso de su respiración, tratando de imitar el recuerdo dulce de su voz. Pero lo único que encontré fueron trozos de almas rotas y notas al azar. Intenté entonces con las cuerdas de la guitarra pero resultó igualmente inútil. Después de todo, ¿Cómo se ve un color que no existe?

Aún busco diario algo indefinible. Me levanto con la esperanza de que será el día en que lo encuentre, o para no ser tan ambiciosa, el día en que sepa qué busco. Se aparecen en el escenario sombras de títeres. Algunos de postín y otros harapientos, pero siempre formando cómicas lágrimas de sonrisas tristes. Es todo tan surreal como caminar entre pavimentos de locura.

Ahí está. Mírala. Te mira, me mira y nos mira con diversión. Le parece entretenida nuestra marcha sin camino. Pues nosotros tratamos de identificarnos con diversas credenciales, ella simplemente sabe que es una rosa y se acabó.

1 comentario:

  1. "¿Cómo se ve un color que no existe?"
    Yo soy un loco y ella una rosa,
    y tu mi niña, ¿Qué serás?
    El sueño en mi mente que no ah de acabar,
    ¿O el color de mi sueño que no eh podido encontrar?

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