lunes, 8 de marzo de 2010

¿Podrías imaginarte que lloro?

Por supuesto que no. Espero que no. He trabajado tanto para formarte la imagen de mi que quisiera ver en mi espejo.

Puedo llorar todo lo que quiera ahora. Mañana las ojeras se irán con maquillaje y la tristeza con una sonrisa falsa. Después de todo, ¿Quién nota la diferencia? Nadie se fija en mi como para darse cuenta, además de que la mayoría de las sonrisas son tan falsas que parecen naturales.

Lo tengo todo. Y tengo más por delante. Ya me convencí de que no te necesito. Hablo de necesitarte a ti como ente vivo. De ahora en adelante sólo existo yo y una colectividad como socia de trabajo.

No, no espero que lo entiendas. Si lo entendieras es que todo salió mal. Nadie lo hace, probablemente nadie lo hará, pero es agradable imaginar que así es.

Creo que vamos progresando. Aún juegan con mi corazón, y se rompe tan seguido que ya soy clienta de las papelerías (para comprar pegamento). Pero ya no lo ves romperse, y las lágrimas, me las quedo yo

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