lunes, 7 de septiembre de 2009
Conflictos existenciales
Vi cuando salió el arcoíris. Lo vi surgir entre las nubes como alivio etéreo. La música sonaba en mis oídos y comencé a cantar. No me importó lo que la gente pensara, o si me veía realmente extraña cantando a toda voz en la vía pública, de cualquier manera, canto porque soy extraña y soy extraña porque canto. Y es aquí donde la situación se vuelve paradójica, cíclica y monótona, es caer en el mismo abismo una y otra vez, por más que me han enseñado mil maneras de esquivarlo. Hace apenas un momento descubrí que un actuario es un hombre que trabaja en las finanzas, y que puede trabajar dónde sea. También sé que existe la antimateria, que el cielo es azul por el hidrógeno y que hay mas o menos 50,000 puntitos en el techo del auditorio de la escuela. Son ese tipo de cosas que a nadie le interesan, y que no tienen un fin práctico en mi vida, pero que sé porque la vida las puso ahí para que yo las supiera. Pero a veces me pregunto si la vida es realmente un examen para completar, porque pareciera que todo es porque debe ser, pero a la vez es porque así escogí que fuera. Y es aquí donde la situación se vuelve paradójica, cíclica y monótona. Me gustaría por una vez encontrar un trozo de espejo y pensar que he escogido bien en tomar ese trozo de espejo y mirar mi rostro sin prejuicios. O tal vez recogerlo sólo para pensar en sus propiedades de reflexión, y en si la luz se polariza o no. O simplemente decir es un trozo más de espejo y dejarlo ahí. Quisiera leer la mente de las personas para convencerme de que me ven como soy, o de que soy como me ven; o más bien, para convencerme de que soy como me veo. Pero sería aún más útil poder leer mi mente para saber el porqué de lo que pienso. Y es aquí donde la situación se vuelve paradójica, cíclica y monótona. Tal vez sea tiempo de cantar otra canción.
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