lunes, 7 de septiembre de 2009

Supongo que podría ser la niebla, podría ser el tec, el frío o todas juntas

Al llegar el ocaso puede que aún no sepa que ha estado buscando. Se levanta diariamente a las siete, esperando encontrarlo, lo único malo es que aún no sabe qué es, ni siquiera si es un qué, un quién o algo existente. Y es que dentro de su ser hay espacio para una definición, pero por más que se buscó en el diccionario no hallo nada parecido. Y es entonces que todo es perfecto, y se eleva su alma como si fuera un simple soplo del destino, las frecuencias vibran y el sol parece sonreír, tanto que ciega al mundo en su esplendor. Y ella, o él, dependiendo del caso, siguen su rutina diaria, las mismas respuestas monosilábicas a las mismas preguntas que la gente hace día a día, el mismo asiento, el mismo desayuno compartido con la misma persona. Pero nunca está presente, aunque podamos verla, o verlo según sea el caso. Su mente divaga, sale de su cuerpo y flota no por el mundo, sino por el universo buscando esa respuesta, esa definición a su ser. Y llega siempre al final agotada, sin siquiera saber que ha estado buscando. Y duerme, duerme mi pequeña ilusa, para seguir buscando mañana.

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